Es importante hacer una adaptación respetuosa, que tenga en cuenta las necesidades y ritmo de tu hija o hijo (en adelante me referiré a ambos como hija 🙂 ) porque de esta manera le ayudas a sentirse más segura en general y evidentemente en la nueva escuela o guardería, fortaleces vuestra relación y apoyas su proceso madurativo.
Y en este artículo te comparto 10 ideas y herramientas que te ayudarán a organizar mejor el periodo de adaptación.
Pero antes de todo, para contextualizar un poco te doy un ejemplo del mundo adulto. Y para ello quiero pedirte que te imagines el primer día en un trabajo nuevo, un trabajo que nunca antes habías realizado. Imagínate, llegar a una oficina nueva en la cual no conoces absolutamente a nadie; nadie de tu equipo, ni siquiera está la persona que te había hecho la entrevista de trabajo, nadie! ¿Cómo te sentirías?
Y qué pasaría si en esta nueva oficina te esperaría la persona que te había hecho la entrevista de trabajo y además resulta que la encargada de tu equipo es una amiga de tu prima y ya has tomado un café con ella hace unos días para conocerla un poco. En esta ocasión, ella te había comentado las actividades que llevaríais a cabo esta primera semana en la oficina, el horario habitual que llevan, las pausas que tendrías y qué hacen en cada espacio de la oficina. ¿Te sentirías más cómoda en esta segunda situación?
Y ahora, vamos allá, las ideas y herramientas que te ayudarán a plantear mejor el periodo de adaptación de tu peque:
- Hablar de antemano con el equipo educativo sobre el tema de la adaptación. Por un lado infórmate de cómo lo hacen y cómo lo ven, qué flexibilidad y condicionamientos tienen. Y por el otro lado explícales cuáles son tus ideas, necesidades y expectativas (este artículo puede ayudarte a hacer una idea de cómo te gustaría plantearlo).
Comentar el tema y hablar de las expectativas os ayudará mutuamente en el periodo de adaptación.
Y recuerda, quizás es la primera vez que haces una adaptación de este tipo pero tú eres la que mejor conoce a tu hija, y qué es lo que necesita.
- No hay un tiempo correcto para realizar la adaptación. No es un problema que lleve tiempo concreto, es un proceso y cada infante y familia son únicos. Permite que sea una adaptación gradual, en la medida de lo posible. Hazlo poco a poco y cada día incrementa el tiempo en la guardería (o escuela), hasta que tu hija empiece a construir el vínculo con su nueva referente. Es verdad que cada familia tiene su situación y limitaciones también (Y recuerda, sea como sea tu disponibilidad, justamente en este artículo te comparto ideas que puedes incorporar en vuestro día día no solo en las horas que le acompañas en el espacio educativo en sí.). Tenlo en cuenta, intenta despejar el máximo de días que puedas para acompañar su adaptación. Si es posible, los primeros días id y volver juntas, no la dejes sola en el espacio todavía. La dificultad de los infantes en “soltar” a su madre (o padre) no es un problema, es lo natural y lleva tiempo construir el vínculo con las nuevas referentes.
El proceso de adaptación no siempre es lineal, pueden haber días mejores y peores.
- Ten en cuenta que pueden ser días con más movimiento emocional, más frustraciones, sensibilidad y lágrimas, intenta hacer espacio para ello y poder acompañarlo con paciencia y cariño. Recuerda que es lo más natural, no somos robots y queremos darles espacio y sentir estas emociones (las emociones son claves para la maduración de los niños y niñas).
Intenta aceptar la dificultad y darle espacio a tu hija para expresar sus emociones. No te asustes de la expresión de emociones y llanto que pueden salir estos días, es normal y positivo que pueda descargarlas contigo en casa o en el espacio educativo en estos días de cambios y novedades. En lugar de minimizarlas con frases como “no llores”, “no pasa nada, vas a estar bien”, haz espacio y tiempo para acompañar y sostener a tu hija y a sus emociones.
Y lo más importante, recuerda que no es una manipulación del infante, es su manera de expresar sus emociones y necesidades.
- Relacionado al punto anterior, ten en cuenta que este periodo puede resultar una experiencia desafiante para ti también ya que es un cambio para ambas, sobre todo si lo vives por primera vez. Haz espacio para ti también, para poder expresar tus emociones en un espacio seguro y sin juicio. En realidad, eso ayudará a que después puedas acompañar con más presencia y tranquilidad a tu hija y eso sin duda le puede ayudar.
- Facilita la relación con la nueva referente: de manera natural para integrar una persona nueva en la vida de nuestras hijas, se haría a través de nosotras (vínculo nuevo presentado e integrado a través del vínculo ya existente). Para ello intenta hablar de las educadoras, integrarlas en vuestro día día (como hablarías de una tía o de la abuela). Darle protagonismo y lugar en casa y hacerla parte de la tribu familiar. Por ejemplo, podéis hablar de su nueva maestra y comentar las canciones que le gusta cantar. De la fruta que le gusta comer, de su color favorito, e incluso puedes encontrar cosas que tienen en común con tu hija. Algo cómo; he visto que Laia llevaba hoy un pantalón verde y tú también; una camiseta que tenía flores como la tuya o que tiene los ojos del mismo color que tú, también le gustan las manzanas como a ti, etc.
No hace falta que sea el único tema del cual habláis en casa 😉
Pero poco a poco tu hija se dará cuenta de que tú conoces y confías en su referente y justamente esto le permitirá estar más relajada y poder confiar en ella también. Claro, eso lo puedes hacer de manera genuina después de hablar y conocer más a las maestras, la idea no es hacerlo de manera falsa, ya que tampoco le convencería a tu hija si no sería algo sincero.
- No empujes a tu hija a participar en las actividades o alejarse de tí. Dale espacio y tiempo para tomar la iniciativa cuando esté preparada para hacerlo a su ritmo. Lo hará. Una vez se sienta más segura y conozca más el espacio, sus ruidos, sus vistas, las educadoras, su curiosidad le llevará de manera espontánea a explorar y participar más. Y no, no hay un número de horas, días o semanas garantizadas en el que esto siempre ocurre.
Puede parecer contradictorio con el punto anterior de facilitar la nueva relación pero te recuerdo que no existe el manual único y perfecto de cómo tejer esta nueva relación de tu hija con su nueva referente y es preciso que estés allí presente y valores que necesita y qué le puede ayudar. Te daré un ejemplo, no hace falta que empujes a tu hija a alejarse de ti y al mismo tiempo puede que en algún momento sientas que en lugar de jugar con ella o leerle el libro que te trae, es un buen momento de ofrecerle de jugar con la referente o que la referente le leyera el libro.
- Cuidar la conexión, aún cuando no estamos juntas. Queremos crear un puente que nos conecte hasta que nos volvamos a ver. Enfocar la atención hacia nuestro próximo encuentro, la hora de la recogida en este caso. Las niñas de estas edades necesitan saber que volveremos y el recordatorio de que volveremos a recogerlas y que esta despedida no es definitiva.
Por eso, cuando nos despedimos queremos poner la atención más en el “nos vemos luego” y comentar lo que haremos juntas («después de la comida y tu descanso, vendré a recogerte y iremos a tal parque o leeremos tal libro que te gusta») y menos en qué vamos a hacer nosotras en el tiempo que no estamos, u otras explicaciones técnicas y largas de qué haremos en el rato que no estaremos con ellas que no suelen ayudar, ya que a veces ponemos el énfasis ahí con frases como “mamá se tiene que ir a trabajar ahora” y más explicaciones que muchas veces sobran.
- Antes de irte carga a tu hija con abrazos y besos. En relación al punto anterior y para ayudar al momento de la despedida, nos ayudaría crear un ritual de despedida. El ritual y volver a repetir la rutina de despedida hace, poco a poco, que el momento de la despedida sea más previsible y eso crea más seguridad. Por ejemplo, puedes llenar sus bolsillos de besos para que los saque cuando te eche de menos o incluso tener un ‘talismán’ preparado por vosotras que pueda llevar con ella durante el día (por ejemplo, un corazón dibujado por vosotras y cortado a medias, para que cada una os quedeis una parte), una foto vuestra, una tela o la muñeca que más le gusta en el caso de las más pequeñas. Tener un objeto conocido y querido de casa, puede ayudarle en los momentos que os eche de menos.
Te recuerdo, no hace falta que cada día sea otra cosa o un ‘festival de despedida’. Las acciones repetitivas en estas edades son las que dan previsibilidad y seguridad, y son las que le ayudan a tomar parte de vuestro ritual de despedida.
- No desaparezcas, es importante despedirte de ella antes de irte. Aunque tu hija se ponga triste en ese momento, le da más seguridad saber que siempre le avisas antes de irte, que no todo el rato buscarte y estar pendiente de si ya te has ido o no.
Puede que de esta manera llore más pero es mejor llorar la tristeza de la despedida que no el susto de “dónde ha desaparecido de repente mi madre” También sería interesante que el equipo educativo no tenga prisa en distraerla y desconectarla de sus emociones sino que le pueda sostener sus emociones y con el tiempo consolarla. Ya que realmente sentir sus emociones y llorar las cuando es necesario nos ayudan al proceso madurativo y adaptativo, pero eso ya será un tema para ampliar en otro artículo, audio o sesión 😉
- Fortalecer y saciar el vínculo en casa. Muchos estudios muestran que la necesidad del vínculo seguro y de la relación con el adulto es una necesidad vital e importante tal y como es la de alimentación. Por eso en los primeros días es posible que aparezca más necesidad de conexión, de estar juntos, de más abrazos y besos, de ‘mamitis’ y ‘papitis’. Es interesante que tengamos en cuenta saciar esta hambre de conexión y para ello te recomiendo reservar las tardes para tener espacio tranquilo, sin planes de actividades ni otros amigos y amigas. La idea sería tener tiempo tranquilo juntas, juego no dirigido y tu presencia. Y recuerda puede ser desafiante pero es temporal y las cosas entrarán a un nuevo equilibrio pronto.
Si volvemos a la metáfora del primer día en la nueva oficina que te ilustré al principio, imagínate que experiencia tan diferente le puedes proporcionar a tu hija y como le puede ayudar conocer el camino al nuevo colegio, conocer el nombre de quien será su referente, y si puede ser incluso verla en una foto o un pequeño video antes del primer día. Conocer alguna de las canciones que suelen cantar y comentar el horario o las actividades que suelen realizar; la entrada, alguna de las propuestas que hay, cómo suelen hacer a la hora de la fruta, la hora de comer, dónde harán la siesta, etc, puede ser de gran apoyo en un este proceso de adaptación al nuevo espacio y equipo. Cuando lo tienes en cuenta, puedes hablarlo con el equipo educativo antes y así transmitirlo a tu hija con tiempo. De esta manera le brindas más seguridad y facilitas el proceso de adaptación.
Si quieres saber más sobre cómo acompañar a tu hija en los procesos de adaptación y cambios, te invito a realizar una primera sesión individual gratuita. Contáctame!
En las sesiones individuales hablaremos de cómo acompañar y sostener las emociones y retos típicos de estos procesos teniendo en cuenta las necesidades auténticas y las fases del desarrollo de tu hija.
Gracias a las sesiones tendrás más conocimiento y herramientas que te ayudarán a sentirte más segura y tranquila en la crianza.
Porque al final, tú eres la experta de tu hija.
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